quarta-feira, 7 de março de 2012

Escenario, una pasión



Como una buena leonina o murciélago en el horóscopo Maya, gusto de estar en el escenario. Ensayos, preparación. La adrenalina de la coxia. El corazón batiendo fuerte segundos antes del abrir de la cortina. Me siento llena en el escenario. Como se viviera en otra dimensión.
Cuando era niña, hacía ballet, jazz y teatro. Con el pasar de los años, fui dejando la danza de lado y dedicándome íntegramente al teatro. Pero hay unos tres años, la gana de bailar volvió y quiso dedicarme la una danza que siempre me facinou y que tenía toda relación con los nuevos rumbos que yo iría a tomar: ser profesora de Lengua Española. Fui hacer flamenco.
Sin embargo, en estas ironías del destino, o no... no me gustó la clase experimental que hice. No sentí la emoción que siento al ver las bailaoras rodando sus faldas con babeados, batiendo palmas y los pies firmes en el suelo. No conseguí emocionarme con lo cante.
¿Lo que estaría aconteciendo?
Hoy percibo que no estaba preparada para el flamenco. Tenía que conocer la raíz. El comienzo. La historia.
Fue ahí que empezé a hacer danza gitana.


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